Restauración del Bhikkunishangha en la Tradición Theravada (III)

Petra Kieffer-Pülz

3. Criterios formales para la ordenación más alta
Con el fin de poder llevar a cabo la ordenación más alta (upasampadā), existen varios criterios formales que deben cumplirse:
(1) Es necesario tener un grupo de monjes o monjas, que sean capaces de constituir una orden (sangha) que sea competente para realizar actos formales. En países fronterizos, los cuales hoy en día casi todos los son, tal sangha tiene que estar constituida al menos por cinco personas, el quinto debe ser un experto en la norma (vinayadhāra). El monje o la monja que presida sobre el sangha al mismo tiempo es el instructor (upajjhāya) de los candidatos a la ordenación más alta. Este instructor debe haber sido ordenado hace al menos diez años, la instructora doce años. Ninguno de los miembros puede haber cometido una ofensa mayor o si cometieron ofensas menores debieron haber sido purificados.
(2) La persona a ser ordenada también debe cumplir con ciertas condiciones: Debe tener una edad mínima: una mujer soltera debe tener al menos veinte años, una mujer casada al menos doce años. No se le permite tener deudas, debe tener el permiso de sus pares o su esposo, etc. Después de haber recibido la ordenación como novicia, debe recibir la ordenación de postulante y comenzar un entrenamiento de dos años como postulante (sikkhamāna). Habiendo logrado aquellos dos años de educación, puede recibir la ordenación más alta como una monja.
(3) El lugar o espacio donde se realice la ordenación más alta tiene que ser definido por una frontera monástica budista, el llamado sīmā. Este sīmā sirve al propósito de definir el espacio dentro del cual todos los miembros plenamente ordenados de la comunidad budista tienen que asistir al procedimiento formal llevado a cabo dentro de ella. Las reglas que determinan tal límite son muy complejas. Por consiguiente, a menudo existe incertidumbre en cuanto a la validez del sīmā.
(4) La fórmula a ser proclamada durante el procedimiento de ordenación tiene que ser declarada en el orden correcto y con la pronunciación adecuada. Incluso una desviación aparentemente sin importancia de estas reglas, por ejemplo la diferente pronunciación de una y la misma palabra, puede resultar en la invalidez del procedimiento de ordenación.
Para ser válido, el linaje de ordenación tiene que provenir del Buddha en un linaje sin interrupción. Por lo tanto, es de suma importancia preservar un linaje de ordenación válido y puro. Como consecuencia de ello, cada escuela transmitió y se preocupó por su propio linaje de ordenación y no se mezcló con otras escuelas del Vinaya. Sin embargo, pueden existir dentro de una tradición del Vinaya diversos grupos los cuales no realizan procedimientos formales juntos. Tomemos por ejemplo la tradición Theravāda de Sri Lanka. Aquí tenemos tres grandes linajes, el Syāmanikāya, el Amarapuranikāya, y el Rāmaññanikāya. Se diferencian entre sí en términos del origen de sus linajes y su actitud con respecto a la posibilidad de ordenar persona de las castas bajas. La Syāmanikāya de Siam sólo ordena personas de las castas altas, Goyigama, mientras que el Amarapuranikāya, originaria de Birmania, ordena también a personas de las castas más bajas. La Rāmaññanikāya, se dice que, no hace caso de las preguntas sobre la casta, pero allí existen monasterios de este nikāya, que sólo ordenan Goyigamas.
También dentro de estos nikāyas hay diferentes linajes de ordenación, cuyos miembros no llevan a cabo procedimientos formales juntos. En el Amarapuranikāya, por ejemplo, existen dos grupos que por mucho tiempo pelearon sobre la validez de un límite monástico budista y, directamente vinculado a ello, sobre las ordenaciones realizadas dentro de este límite. Esta pelea condujo a la separación de estos dos grupos, el Saddhammavamsa y el Mūlavamsa. Ellos no están en la capacidad de realizar procedimientos formales juntos ya que una rama no acepta la ordenación de la otra.
La situación se hace aun más compleja si tenemos en consideración las tradiciones Theravāda de distintos países. Los informes sobre las delegaciones de monjes de Birmania, Tailandia y Sri Lanka en los demás paises, muestran que los invitados recibieron una nueva ordenación en un supuesto procedimiento de fortalecimiento (dalhikamma). Esto ha servido al propósito de que los monjes invitados podrían incorporarse a los monjes residentes para procedimientos formales sin invalidarlos.

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