Las monjas budistas en Birmania (1991)

Dr. Friedgard Lottermoser



De acuerdo con la leyenda en las crónicas históricas birmanas, la raza birmana surgió de la unión de un príncipe Sakya, un fugitivo pariente del Buddha, y la hija de un jefe local en la ciudad de Tagaung en la Alta Birmania. Esto se estableció en la memoria de las personas con el proverbio, “El principio de los birmanos es Tagaung”. Ciertamente el budismo Theravada ha sido un elemento constituyente de la nación en Birmania. La mayoría de los habitantes de la moderna nación, la República Popular Socialista de Myanmar, se definen como birmanos budistas. Esta declaración no es simplemente una definición religiosa, sino que tiene un amplio rango de implicaciones sociales y jurídicas.
En la actualidad Birmania tiene una población de aproximadamente treinta millones con una aplastante mayoría (75%) de budistas Theravada. Sólo Tailandia tiene un porcentaje más alto (95%) ya que nunca estuvo bajo el dominio colonial. El censo del Sangha realizado en 1980 muestra 300.000 hombres que visten los hábitos del monje budista (bhikkhu) o novicio (samanera), y aproximadamente 30.000 mujeres en hábitos, es decir, monjas budistas llamadas sila-rhan (se pronuncia tila-shin, que significa ‘poseedora de la virtud’). Si estas cifras son correctas, y tenemos razón en asumir que lo son, habría diez hombres por cada mujer que lleva hábitos en las órdenes religiosas budistas aparte de los miles nacionales en la Birmania moderna.
¿Cuál es el estatus de las “monjas budistas”? Los derechos sociales para las mujeres están tradicionalmente en un nivel muy alto en Birmana. Las mujeres, por lo general, manejan las finanzas familiares y son entrenadas para que lo hagan desde muy jóvenes. Existe, sin embargo, una pequeña adición de “superioridad masculina”, denominada como “bhun” (bhaga en Pali, que significa gloria o poder), la cual se supone es más fuerte en los hombres que en las mujeres. ¿Cómo se refleja esto en el estatus de las monjas budistas en Birmania en la actualidad?
Daw Mi Mi Khaing, una conocida autora de Birmania, escribió un libro llamado El Mundo de las mujeres birmanas el cual contiene un capítulo sobre “Las mujeres en la religión”. Lo he comparado con mis observaciones personales hechas en Birmania durante los últimos veinticinco años, particularmente desde 1.965 a 1.970, cuando viví en varios establecimientos monásticos budistas en la Alta Birmania.
Al examinar la situación de las monjas budistas en el ámbito internacional, nos encontramos con una profusión de términos en diversos idiomas, una verdadera “torre babilónica de confusión”. Es importante esclarecer esta jungla de términos para encontrar lo que las mujeres budistas en hábitos religiosos son en realidad en los diferentes países donde el budismo es practicado actualmente. Las actuales monjas birmanas no son consideradas como equivalentes femeninos absolutos de los monjes. No son bhikkhunis. El nombre para las monjas budistas es sila-rhan (poseedora de una buena conducta moral), may-sila (señorita virtud), o bhva-sila (virtud de abuelita). Sin embargo, 'rhan' también es el término usual para señalar a los novicios (Pali: samanera, birmano: kui-ran). Aún la palabra "rhan-pru" (hace de “rhan”) se refiere al pabbajja (el que abandona la vida hogareña) de los novicios.
Esta es una exigencia cultural adicional para cada budista birmano al convertirse en budista en la niñez por algún tiempo y para un monje en la adultez. Aún existe un refrán, “Debe convertirse en un monje, antes de convertirse en un hombre”. Tal exigencia cultural no existe para las mujeres. La cabeza afeitada es por mucho una fuerte barrera cultural, de hecho, todas las mujeres laicas adultas tienen un gran orgullo por su cabello largo (como lo hacían los hombres hasta la conquista británica de Mandalay). Pero ahora, con los modernos peinados cortos que se han vuelto de moda para las señoritas, este obstáculo de vestir los hábitos budistas es algo reducido. He oído que la vestimenta temporal del hábito, muy común para los hombres en Birmania, es ahora practicada con más frecuencia por las jóvenes durante las vacaciones largas.
Las monjas actuales en Birmania tuvieron un gran período de resurgimiento y prosperidad durante las reformas de sasana patrocinadas por el Rey Mindon, quien construyó la ciudad real de Mandalay y sostuvo el Quinto Concilio Budista allí, en la segunda mitad del siglo diecinueve. Las monjas más importantes durante aquel tiempo fueron Saya Kin y Mai Nat Pe, dos huérfanas de la guerra de Mainpur (ahora India) quienes llegaron a Birmania a temprana edad y fueron adoptadas por un ministro real. En Sagain y Mingun en la Alta Birmania, tan sólo cruzando el río de Mandalay, en la ribera de Irrawassy, existen cientos de conventos de monjas aún hoy día -un verdadero “reino de monjas”.


Contexto histórico de las monjas budistas de Birmania
La historia del Sudeste de Asia es todavía un campo abierto a investigación en muchos aspectos. Algunos hechos establecidos recientemente todavía no pueden convertirse en conocimiento común. Según la investigación hecha por Luce & Than Tun, existen pruebas escritas que muestran que habían bhikkhunis así como bhikkhus en Pagan. Daw Mi Mi Khaign dice que una bhikkhuni (rahan-ma, o monja) fue incluso una obispo! Estos reportes fueron confirmados en una conversación que tuve en 1986 con una erudita, Daw Tin Tin Myint, quien es la cabeza del Departamento de Estudios Orientales en la Universidad de Rangún.

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Monjes y Mujeres, Monjas y Hombres

Una de las reglas importantes del Vinaya, tanto para los monjes budistas como para las monjas, es la prohibición de un monje de estar a solas con mujeres, y de una monja de estar a solas con hombres. Esta no es sólo una regla para monjes y monjas estrictos, sino una regla que el Buddha hizo obligatoria para todos los monjes y monjas. Como esta es una regla que surge a menudo, la explicaré en detalle en este artículo del Vinaya.
En la introducción a una de las reglas ("Ataniya" 1) que se encuentra en el Vinayapitaka, ocurre la historia siguiente:
“En el tiempo del Iluminado, el Señor, estaba en Savatthi, en el Parque de Anathapinndika, en el Bosquecillo de Jeta. Entonces el Venerable Udayin acercó esta muchacha (una hija recién casada de uno de los colaboradores del Ven. Udayin) y habiéndola acercado, se sentó junto con la muchacha, un hombre y una mujer, en un lugar secreto, en un aislado y cómodo asiento, conversando en el momento adecuado, hablando del Dhamma en el momento adecuado... Visakha (la famosa discípula laica) vio al Venerable Udayin sentado junto con aquella muchacha, un hombre y una mujer, en un lugar secreto, en un aislado y cómodo asiento. Viendo esto, le dijo al Venerable Udayin: 'Esto no es apropiado, honorable señor, no es adecuado, que el maestro se siento junto con las mujeres, un hombre y una mujer, en un lugar secreto, en un aislado y cómodo asiento. Aunque el maestro no tenga deseo de tal cosa (relaciones sexuales), las personas no creyentes son difíciles de convencer'. El Venerable Udayin no tomó en cuenta a Visakha... Visakha le contó este asunto a los monjes... Los monjes se enfadaron, irritaron y enojaron y le contaron el asunto al Señor... El Señor reprendió al Ven. Udayin: "¿Cómo puede usted, hombre necio, sentarse junto con las mujeres, un hombre y una mujer, en un lugar secreto, en un aislado y cómodo asiento?
... “(El Señor Buddha luego establece una regla explicando...)
'Un lugar secreto' significa secreto del ojo, secreto del oído. Secreto del ojo significa que si (el monje) que cubre su ojo, que eleva su cejas, que alza su cabeza, (el espectador) es incapaz de ver (el monje). Secreto del oído significa que (el observador) es incapaz de escuchar el habla ordinaria. 'Un asiento aislado' significa que está aislado por una pared, o por una puerta, o por una cortina, o por una pantalla o por un árbol, o por un pilar, o por un saco o que es ocultado por cualquier cosa. 'Cómodo' significa que es posible participar en el acto sexual.”
(Del Libro de la Disciplina de Pali Text Society, Vol. 1, p. 330ff)


La siguiente regla, "Ataniya" 2, es similar a la primera, que he descrito, con el único cambio de que esta vez el Venerable Udayin sentado con la misma muchacha, sólo dos de ellos, en un lugar secreto (secreto del ojo, secreto del oído), que no era un lugar aislado (por una pared, etc.) ni un lugar cómodo (para el acto sexual). De nuevo, cuando Visakha vio al Venerable Udayin y a la muchacha solos los dos, reprendió al monje:
“Esto, honorable señor, no es correcto, no es adecuado que el maestro se siente junto con las mujeres, un hombre y una mujer, en un lugar secreto. Aunque, honorable señor, el maestro no tenga deseo de tal cosa (aquí se refiere a filtrear), las personas no creyentes son difíciles de convencer.”
De nuevo el Ven. Udayin no tuvo en cuenta el reclamo de Visakha. Así que lo contó a los monjes quienes le contaron al Señor Buddha. El Señor Buddha entonces reprendió al Ven. Udayin y condenó tal comportamiento estableciendo otra regla para los monjes.
Las citas anteriores, directamente del Vinayapitaka, muestran el peligro de un monje que está a solas con una mujer, especialmente dentro de un cuarto, carro o edificio. Estas reglas fueron repetidas en el Vinaya de las monjas, prohibiéndole a una monja estar sola con hombre por razones similares. En la sociedad de hoy en día, donde las denuncias de abuso sexual son moneda corriente, y, a menudo, tan sólo son la palabra de una persona contra la de otra, el guardar estas importantes normas es algo más que una protección ante la posibilidad de abuso, sino que también una protección contra la propagación de sospechas maliciosas. Las sospechas, aún cuando sean falsas, son muy difíciles de refutar. Como la sabia laica Visakha dijo: "Aún si el Venerable monje o monja no tiene deseo de tal cosa, las personas no creyentes son difíciles de convencer".
Conociendo ahora esta regla, podemos ayudar a todos los monjes y monjas budistas a guardar bien sus preceptos y así ayudar a prevenir acusaciones que son perjudiciales para todos. Por favor, evite estar a solas con un monje, si es una mujer y si es un hombre, evite estar a solas con una monja. Gracias.


Ajahn Brahmavamso
(From: Newsletter, July-October 1997, The Buddhist Society of Western Australia,
Perth, Australia)