El estatus de las mujeres en el budismo (I)

Consejo para las mujeres concientes de su belleza


Para la conciencia de la vanidad y la belleza, el Buddha enseñó la lección sobre lo efímero. Khema, la bella consorte del Rey Bimbisara, al principio estaba reacia a ver al Buddha ya que había oído que el Buddha solía referirse a la belleza externa más bien en términos despectivos.

Un día ella rindió una visita ocasional al monasterio simplemente para disfrutar del paisaje del lugar. Gradualmente fue atraída al pasillo donde el Buddha predicaba. El Buddha, por medio de sus poderes psíquicos, leía sus pensamientos, y creaba una visión de una joven mujer de pie frente a ella. Khema admiraba su belleza cuando el Buddha transformó la imagen creada de la juventud a la edad adulta y, posteriormente, a la vejez, hasta que finalmente cayó al suelo con los dientes rotos, canas, y la piel arrugada. Esta transformación provocó en Khema la comprensión sobre la vanidad de la belleza externa y apreciara la naturaleza efímera de la vida. Ella reflexionó: "¿Ha venido tal cuerpo a ser arruinado así? Entonces así también va a ser mi cuerpo". Con esto, la realización sobrevino a ella. Consecuentemente alcanzó el estado de Arahant, y con el consentimiento del Rey, entró a la Orden de Bhikkhuni.