El estatus de las mujeres en el Budismo (III)

Consejo a las mujeres emotivas

Para las mujeres que son excesivamente emocionales y golpeadas por la pena de la pérdida de sus seres queridos, el Buda habló de la inevitabilidad de la muerte, como lo enunció en las Cuatro Nobles Verdades, y citó varias parábolas para dar en el punto.Para Visaka, una abuela profundamente emocional y cariñosa que perdió a su nieta, el Buda la consoló así:

Del afecto que brota de la pena,
del afecto que brota del miedo,
para quien está completamente libre del afecto,
no existe pena alguna, mucho menos miedo.

En otra ocasión, cuando Kisagotami quien había perdido a su único infante se acercó al Buddha para que devolviera a la vida a su hijo, se le pidió que trajera una semilla de mostaza de una casa en la que ninguna muerte hubiese ocurrido. La mujer pudo encontrar una semilla de mostaza pero no pudo encontrar una familia en la que la muerte no hubiese ocurrido con anterioridad; por tanto, llegó a ella la realización de que la muerte no sólo afecta a su hijo, sino que era un fenómeno común a todos los seres vivos.
Patacara fue otro caso trágico. Ella había perdido a sus dos hijos, su esposo, sus padres y su hermano bajo circunstancias muy trágicas. Ella estaba loca debido a la pena y corría por todas partes en las calles. Al encontrarse con el Buddha, fue consolada así:

No existen hijos que lo protejan, ni padre, ni siquiera parientes para quien es abrumado por la muerte. Ninguna protección es encontrada entre los parientes.
Comprendiendo este hecho, la persona virtuosa y sabia rápidamente limpia el camino que conduce al Nibbana.
Escuchando las palabras de consuelo del Buddha, y apreciando la naturaleza de la vida, alcanzó la primera etapa del camino de la santidad y entró en la orden de monjas.

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