La "ida hacia adelante" y la entrada en la corriente

Texto publicado originalmente el 9 de septiembre de 2010
Por Ajahn Thanasanti


Lo que sigue describe el contexto y los eventos que condujeron a mi inesperada participación en la reciente ordenación de Bhikkhuni en el Monasterio del bosque Aranya Bodhi el 27 de agosto de 2010.

En marzo de este año me reuní con Ayya Tathaaloka de camino a la fiesta en celebración de los ochenta años de mi madre. Ya le había visto en los últimos años en numerosas ocasiones. En esta ocasión, su calidez, acogida y bondad son especialmente dignos de mención. Hablamos de varios temas y entre ellos estuvo la ordenación de Bhikkhuni. Le dije que sentía en que era el único camino a seguir para mi, en particular, y para las monjas en general, pero mis preocupaciones todavía eran acerca de cómo conducirse lejos del prejuicio en el Vinaya, y tener el apoyo suficiente para vivir el Vinaya en un nivel de integridad con el que me sintiera cómoda. En el momento de encontrarme con ella no tenía confianza en que la comunidad de Colorado Springs pudiera apoyarme para vivir con el Vinaya de la Bhikkhuni en el nivel de integridad que sentía necesario. Las normas de la Bhikkhuni sobre el aprovisionamiento y la manipulación de alimentos son más específicas que las que estaba siguiendo como una siladhara y requiere, sin lugar a duda, un apoyo mayor al del alojamiento que tenía en aquel tiempo en Colorado Springs. Después del encuentro con Ayya en marzo, no pensé más sobre la ordenación de Bhikkhuni. En mi mente, era algo que necesitaría para manejar en el futuro.

Recibí varios correos electrónicos así como tuve conversaciones con Ayya Tatthaaloka durante los meses siguientes, en cada uno revelaba su franqueza y sensibilidad. Con todo lo que ha estado sucediendo en la escena mundial con las monjas en estos últimos años, parece que todas hemos pasado por la trituradora de carne. De parte de ella, cada vez estaba más consciente de su interés en apoyar las monjas de la manera en que podía.

Supe que la ordenación de bhikkhuni se llevaría a cabo. Me alegré de que existiera acuerdo para que pudiese asistir como observadora.

Mi amiga y seguidora Terry Mandel me recogió en el aeropuerto de San Francisco. A la mañana siguiente nos dirigimos hacia el Monasterio del Bosque Aranaya Bodhi, conduciendo sin detenernos pasando por un desfile de mujeres rosadas desnudas. Las "damas rosadas desnudas" es el nombre de un lirio que florece con abundancia en California del Norte. Se llaman así, en parte, debido a su color y al hecho de que el follaje sale en otra época del año. Años atrás cuando vivía en California, era mi flor favorita. El día era soleado y claro, y llegué sintiéndome bien y feliz.

Sabiendo que Ayya Tathaaloka y la hermana Suvijanna, la samaneri que había estado entrenando con Ayya Tathaaloka durante los últimos años, habían estado indispuestas, llegué con tienda, saco de dormir y trajes de trabajo de modo que fuera tan autosuficiente como fuese posible y capaz de ayudar con los preparativos. Llegamos justo a tiempo para la comida. El placer de estar con hermanas era tangible, en la manera que podría ser reconectarse con su tribu. Esta era la primera vez que estaba con hermanas desde que dejé el Reino Unido. A pesar de que no me había encontrado con la mayoría de estas hermanas antes, el objetivo conjunto, la calma del entorno y la atención a las normas monásticas en el bosque despejaban el camino para sobrellevar la situación en un nivel personal. Inmediatamente me sentí como en casa.

Después de una cálida bienvenida y habiendo terminado la comida, Terry y yo fuimos a rendir respetos a Ayya Tathaaloka, que había tomado su comida por separado. Fue una conversación calmada y amistosa y me sentí a gusto conversando con ella. Mencionó que no había respondido a dos correos electrónicos que había enviado hace uno o dos meses -uno sobre Ajahn Pasanno, abad del Monasterio Abhayagiri, para asistir a la ordenación y el otro, una invitación a estar entre las hermanas a ser ordenadas! Le dije que no había recibido ninguno de ellos. Ella describió varios motivos por los cuales las hermanas apoyaban mi participación en la ordenación y por qué las postulantes querían que fuera ordenada antes que ellas. Me aseguró que esto todavía estaba vigente. Mis pensamientos entraron en caos y cálidas lágrimas corrían por mi rostro, tal como oía a Terry llorar junto a mí. La confianza, el respeto, la compasión, la flexibilidad y la inclusión eran abrumadores. Le dije que necesitaba tiempo para reflexionar sobre esta posibilidad.

Tenía exactamente una hora antes de que comenzara el ensayo que estaba programado, así que fui a sentarme entre árboles de secoya para sintonizarme con lo que estaba pasando. El barullo de años de preocupaciones, dudas y el camino a seguir eran la ciénaga enérgica que encontré primero. Cuando pregunté qué había abajo, rápidamente pasé por un lugar silencioso, claro, pacífico y alegre, y me quedé allí por el resto de la meditación. Me aparté hacía un lugar donde el discernimiento actuaba y revisé todas mis preocupaciones y dudas en contra de mi intuición. No había obstáculos y parecía claro que, independientemente de las consecuencias que podrían venir, había apoyo para lidiar con ellas. Comprendí que mi respuesta era “si” y, de repente, sin trabas, las lágrimas fluyeron.

Diez minutos antes de que comenzara el ensayo, caminé con calma hacia Ayya Tathaaloka y le informé mi decisión. Aunque no recuerdo lo que dijo, nunca olvidaré su radiante respuesta.

Ayya Tathaaloka me mantuvo fuera del sima, la plataforma de ordenación, ubicada en la yurta, mientras verificaba dos veces con Bhante Gunaratana, cada una de las bhikkhuni y las postulantes sobre mi decisión actual. Cierta preocupación ya había surgido en la comunidad laica. Temían que las hermanas de Saranaloka o Ajahn Pasano pudieran cambiar sus planes de asistir habiendo firmado los cinco puntos y todo lo que había sucedido con Ajahn Brahm al ser retirado de la lista del samvasa de Ajahn Chah por haber hecho parte de la ordenación de Bhikkhuni en Perth.

Como Ajahn Pasano era maestro de las postulantes, era importante que entendiera las ramificaciones y estuviera de acuerdo con la remota y poco probable coyuntura de que esto resultase exitoso. Lo que la comunidad laica no comprendía era que habiendo dejado deliberadamente el samvasa un año antes, las hermanas de Saranaloka y Ajahn Pasano no podrían estar implicados en mi inminente ordenación.

Fui invitada a entrar. En silencio tomé mi lugar junto a las postulantes con las hojas de recitaciones en mis manos.

Más tarde, Ayya Tathaaloka me explicó las extensas comunicaciones que se estaban dando al respecto de mi participación en esta ordenación desde que comenzó. Detalló los momentos en que el tema había surgido, que eran muchos, el más reciente fue durante los preparativos para la llegada de la comunidad monástica justo antes de la ordenación.

Ella tampoco quería asumir que cuando me sintiese lista para avanzar lo haría con ellas. Ayya Tathaaloka no me quiso presionar, pero me hizo saber cuán bienvenida era y cuánto las venerables Bhikkhuni apoyaban y abogaban por mí, junto con respetar y honrar mis necesidades. Por esta razón, cuando no hubo respuesta a su carta, no queriendo presionar, Ayya Tathaaloka no volvió a escribir de nuevo y volvió a preguntar al respecto.

Ayya Tathaaloka explicaba que esta el ambiente en el que anduve. Cuando Ayya Tathaaloka fue a asegurarse con Bhante Gunaratana, quería corroborar con él algo que ya habían discutido; y cuando Ayya Tathaaloka habló con todas las Bhikkhuni y las postulantes, era sobre algo que había ocurrido recientemente. La cálida y segura calidez, aceptación y apoyo tanto de Bhante Gunratana y los venerables, y las hermanas eran firmes. No conocía todos los detalles, pero sentía la calidez y acogida. Más que cualquier otra cosa, la calidez y la acogida hicieron que esta entrada fuera posible.

Comenzamos a las 3 pm y terminamos a las 8 pm. Para cuando terminamos estaba frío y era el último rayo de luz de la tarde. Las hermanas tenían frío y estaban cansadas y doloridas por la sesión. Unas enfermas y otras con mucho dolor. No hubo momento de ansiedad, mal genio, irritación o impaciencia. Incluso Ayya Tathaaloka estaba con mucho dolor. Y hubo muchas preguntas de parte de Bhante Gunaratana. En cada caso, la pregunta fue considerada y el tiempo gastado hasta que prevaleciera la clara comprensión. Ni una sola vez hubo para Ayya Tathaaloka algo que no fuera claro, aterrizado, amable y profundo. Sus habilidades de negociación y clara instrucción en el Vinaya eran evidentes, así como la dedicación con que había investigado los aspectos legales de la ordenación. Estaba impresionada.

Después del ensayo, dos de las hermanas mayores  se quedaron y cosieron dos uttarasanghas para hacer un sanghatti, uno de las vestimentas requeridas para la ordenación. Las otras hermanas ofrecieron trajes para confeccionar un nuevo juego completo (Aún no hay un almacenamiento de hábitos en Aranya Bodhi).

Yo aún no había establecido mi tienda. Así con la ayuda de otras dos volví a la oscuridad donde me quedaba y lo levanté, me deslicé entre el saco de dormir, y comencé a dejar ir las impresiones del día.

Entre estar sobre una cuesta, y enrollada, y esperando aprender un poco los cánticos no dormí muy bien o mucho tiempo, pero cuando llegó la hora de levantarse me sentía muy calmada.

La mañana de la ordenación volví con Ayya Tathaaloka con algunas preocupaciones que habían emergido. Era importante que entendiera y estuviera en capacidad de apoyar mi intención de alejarme del patriarcado y de todo lo que era perjudicial y parecía haber encajado dentro de la institucionalización de la vida monástica. Convino en que era necesario. Le pregunté sobre cómo lo manejaría si ella y yo tuviéramos diferencias de opinión; me dijo que estaba abierta a ello. En una ocasión anterior se había hablado sobre regresar a lo que ella pensaba como los principios de la vida en el Sangha, basada en una sociocracia antes que una jerarquía, un proceso comunitario donde las preocupaciones de todos tuvieran cabida, sin importar cuán joven se fuese, anulando la jerarquía por completo. Pero también mencionó cuán dispares eran las opiniones de las Bhikkhuni sobre lo que se necesitaba. Tomando el tema de la reverencia y la inclinación, describió el rango sólo para la presente ordenación. Señaló que era importante la amistad para permitir la diversidad, y que la amplia diversidad en las interpretaciones del Vinaya, era tanto sana como muy importante. Nuevamente, su respuesta alivió mis preocupaciones.

El día de la ordenación estaba listo, juntando los trajes, probándolos, y presentando a Ayya las preocupaciones venidas de varios lados. Le encontré y declaré repetidamente que si de alguna manera mi participación podía disminuir las bendiciones o favorabilidad del acontecimiento hacia Ayya Tathaaloka o su grupo, dimitiría de mi decisión.  Hablamos sobre cada una de ellas. Fue clara y específica en su manera de responder. Salí complacida de saber que no eran preocupaciones de Ayya Tathaaloka, ni que eran compartidas por las demás Bhikkhuni. Ayya Satima, madre de Priyan, quien es el vicepresidente del consejo de Awakening Truth, había estado presente en la audiencia en el remolque escuchando la conversación y más tarde me comentó que rezaba todo el tiempo para que yo no cambiara de opinión y me echara para atrás.

Realizamos una ordenación de samaneri antes de la ordenación completa con algunas Bhikkhuni y samaneri como testigos.

Memoricé la primera parte de los cánticos, conseguí todos mis hábitos y antes de la procesión dudé. Una vez más, durante quince minutos una enérgica confusión se asentó, por lo que me dediqué a conectarme con aquel  lugar desde el cual había surgido la decisión. No se relacionaba con el cántico, o estar bajo control, sino entregarse a una corriente, una enorme corriente benévola de un río o un océano, confiando en la bondad presente y encontrar una manera de vivir esta vida que era para el beneficio de todos los seres; la tierra, el mundo y otras personas y encontrar una solución a la situación miserable que había estado encontrando en mí misma. Tranquila de nuevo, y calmada, regresé al remolque donde las postulantes esperaban.

Ajahn Pasano había llegado y esta fuera en un área preparada para los Bhikkhus. Acaparó mi atención e hizo un anjali antes de que pudiera hacerlo, me dio dos pulgares levantados y me felicitó. Su voz y semblante expresaron únicamente apoyo, estímulo y amistad. Estaba contenta de verle, estaba encantada de que hubiese venido, y recordé que él había estado en mi ordenación de anagarika en 1989. Él no lo recordaba, pero esto no interrumpió su sonrisa. Él era el abad e Wat Pa Nanachat cuando estuve en 1988. En aquel entones había decidido convertirme en monja. Ajahn Pasano recordó.

Nos encaminamos al sima con el resto de la comunidad lanzando pétalos de flores y cantando ‘¡Sadhu!’ cuando entramos en él. Algunos pétalos se prendieron de mí, así que cuando fui a vestir los hábitos para la sesión cayeron sobre la estera.

A pesar de haber memorizado una parte de los cánticos con anterioridad, se había ido para cuando comenzó la ceremonia. Así, el cántico de las Achariyas gentil y amablemente apoyado por mí no lo pude recordar.  De vez en cuando me sentía nerviosa, pero sobre todo extrañamente tranquila. Era en verdad evidente después de la ceremonia: me sentía profundamente aliviada.

Que los monjes recitaran la confirmación con exaltación, placer y evidente regocijo era una experiencia única.  ¡De verdad!

En un primer momento después de la ceremonia, fui a hablar con las Ajahn Anandabodhi y Santacitta. Teníamos un tiempo para compartir y recibir bendiciones de cada uno.

Algunos se me acercaron después de la ceremonia con sus rostros exaltados  y muy afectados por mi manera de ser. Les manifesté que me sentía conectada con la tierra, pacífica y normal.

Al día siguiente me desperté sintiéndome tranquila. Durante el trayecto hacia el desayuno seguía diciendo: ‘se terminó, se terminó, se terminó’.  Progresivamente me iba sintiendo como alguien en un espacio profundo sin nave espacial y con toda mi vida apoyada sobre un poso. No era sostenible y no podía divisar una salida con la disposición que tenía y la complejidad que consideraba se requería para conducirme. En los últimos meses de indecisión, desesperación y confusión interna fueron muy difíciles. Días antes de llegar a California, escribí a un buen amigo y le dije que era como si mis juntas  se disiparan. Lo que ahora comprendo retrospectivamente es que interpretaba de un modo absolutamente personal lo que de hecho era una desintegración y todo lo relacionado con el vehículo en el que estaba. Habiendo vivido en él durante diecinueve años, me había identificado con él hasta tal punto que me parecía que me estaba desintegrando.

La situación insostenible en la que había estado terminaba! Un camino había surgido. Habían hermanas que compartían mi Vinaya al cual podía encaminarme, la comunidad y los recursos estaban disponibles para apoyar, sitios a los que podría visitar y ser “una del grupo” sin perder mi autonomía. Como una Bhikkhuni escribió: “Ahora tienes un enchufe de unión personal y directa a este linaje, no dependiente del poder de otros”. En una ordenación de Bhikkhuni viene de la Bhikkhuni que da la ordenación. Los monjes allí presentes deben confirmar la ordenación conferida por la Bhikkhuni. Ahora las ordenaciones más altas serían una pesadilla para conducirse, pero muy simple y franca. Tuve ganas de chisporrotear, como arroz caliente que es sumergido en un depósito alimentado por el fresco de primavera. “Encantada, calma y tranquila” no dan la textura adecuada para el cambio de terreno.

En cuanto a mis antecedentes, Ajahn Sumedho había pedido a Ajahn Sucitto crear un sistema de entrenamiento para la Siladhara cuando empezó hace casi treinta años, en 1981. La ordenación iba a ser una de 10 preceptos, pero la recitación fue preparada para preceptos de Bhikkhuni, Bhikkhu y samaneri y tenía 137 reglas, aunque algunas de éstas fueran una amalgama de dos o tres reglas en el Bhikkhuni Pattimokkha. Al principio, estaba inspirado con una intención noble de apoyar la aspiración de la mujer por la liberación engañando al mismo tiempo la controversia sobre la ordenación de Bhikkhuni. Esto se propuso para apoyar de manera suficiente a las hermanas en la práctica de la moralidad, la meditación y la vida en comunidad. Y durante la mayor parte de los últimos 30 años, en verdad sirvió en su objetivo. Pero dejó todas las Siladharas de Chithurst y Amaravati aisladas del resto de la comunidad budista. A pensar de que hay muchas monjas de 10 preceptos alrededor del mundo, nuestra estructura comunitaria y la manera en que vivíamos la vida se formó entorno a nuestra única recitación. Esto también significó que nuestro acceso a la tradición y el linaje fuera exclusivamente a través de los monjes. En los últimos dos años había sido cada vez más evidente que dentro de la Tradición Tailandesa del Bosque, la ordenación de la Bhikkhuni no era posible, dejando a las hermanas sin manera alguna de resolver el dilema que se había planteado en otras en un intento de forjar un nuevo camino, que yo había encontrado tan tremendamente difícil, o desvestirse, lo que tantas hermanas habían hecho.

Con la reducción de los valores patriarcales y la no participación en la toma de decisiones, dejé las afiliaciones formales a Amaravati y sus monasterios asociados en julio del año pasado. Deliberadamente me salí del samvasa (familia de monásticos), las hermanas con las que había convivido y pasado por muchas cosas ya no estaban con mi "comunidad" tampoco. Durante los últimos meses, se hacía cada vez más evidente que estaba en una trayectoria insostenible, como alguien en el espacio profundo sin una nave espacial: Me quedaría sin apoyo de por vida. Siendo una siladhara sin una comunidad de hermanas y ninguna otra siladhara en el mundo, estaba en un filo. Las noticias recientes de cuatro monjas más que se salían del samvasa o se desvestían los hábitos en un mes, exacerbaron mi propio sentido de aislamiento, enajenación y duda.

Ayya insistió en que me despidiera adecuadamente de ella antes de abandonar el monasterio, a pesar de haberla visto cuatro veces esa mañana. Quería estar segura de que hubiese un apoyo adecuado, me dio una calurosa bienvenida en Aranya Bodhi Forest Hermitage, iluminó que sería bien recibida en varios monasterios de Bhikkhuni de los que ella conocía, habló de las organizaciones de las que haría parte y de lo que significaba, preguntó sobre listar a Awakening Truth como un monasterio para el entrenamiento de Bhikkhuni en su web y algunas otras, y habló sobre las formas en que yo podría estar más al corriente sobre el Vinaya de la Bhikkhuni escuchando las grabaciones que había hecho durante el vassa. Claras, cuidadosas y cálidas, no olvidaba nada respecto a sus deberes como pavattini (preceptora).

Gwin está conmigo en Colorado e intenta entrenar como anagarika, una novicia de ocho preceptos. Su apoyo significa que estoy en capacidad de mantener el vinaya estándar en un nivel adecuado. Luego, el cambio es manejable ahora, mientras que antes de que ella llegara no lo había considerado. Habiendo aumentado el interés y el apoyo en Colorado Springs y personas dispuestas a ayudar, interesadas en hablar con una Bhikkhuni y obtener respuestas inteligentes a aspectos complicados del Vinaya, parece que la transición podría ser menos ardua de lo que había imaginado todos estos años.

Cuando reflexiono sobre cómo ocurrió esto, con la calidez, la espontaneidad, y un sentido predominante de buena voluntad y compasión, me recuerda lo que puede pasar cuando las mujeres están en buena relación con ellas mismas y con otras. Cuando tenemos la claridad de nuestro propio fundamento como condición fundamental, la energía fluye en consecuencia. En una comunidad donde las monjas no tienen un fundamento y autonomía claros, el desequilibrio deforma las relaciones. En tales contextos de división las relaciones entre las monjas pueden ser organizadas por el miedo, la competencia o una combinación, en vez de la solidaridad, la empatía, y la fuerza. Cuando considero la espontaneidad y la sabiduría evidente en la ceremonia de ordenación reciente de Bhikkhuni, -el sentido primordial de buena voluntad y compasión, así como la atención clara para detallar y los efectos que tenían sobre cada uno- realmente reconozco esto como lo que el Buddha quiso como una base cuádruple del Sangha para las bendiciones del mundo.

El nivel de alivio, comodidad y facilidad que siento es indescriptible. Es también significativo que la primera respuesta después de la ordenación de Ajahns Anandabodhi y Santacitta, hermanas que he conocido durante 17 años, (ahora hacen parte de Saranaloka), ha transportado el apoyo total, la alegría, y el alivio para el fin de la difícil situación en la que estaba. Más que nadie más en el mundo, ellas entienden.

0 comentarios: