por Swarna de Silva.
La posición Pre-Budista de las mujeres
La matriz social en la cual surgió el budismo fue una en la que se le concedía una posición inferior a las mujeres. En cuanto a esto, la sociedad india no se diferenciaba radicalmente de otros lugares y, en algunos aspectos, su tratamiento a las mujeres pudo haber sido más liberal. La religión de India en el tiempo del Buddha es, por lo general, denotada como "el Brahmanismo" para distinguirlo del Hinduismo, que en su forma clásica era un desarrollo post-budista.
La posición de las mujeres bajo el hinduismo es bien conocida. Alguna idea de esta posición podría deducirse del clásico hindú Dharmashâstras del cual el Manu-smirthi, popularmente conocido como "Las leyes de Manu", es el más conocido. Este trabajo describe los deberes de las mujeres como sigue:
"Para una muchacha, para una joven, o incluso para una anciana, nada debe ser hecho de manera independiente, aún en su propia casa. En la niñez debe estar sujeta a su padre, en la juventud a su marido, cuando su señor esté muerto a sus hijos; una mujer nunca debe ser independiente" (Leyes de Manu, V, 147-8).
A las mujeres se les impidió realizar ritos religiosos, e incluso el conocimiento de los Vedas debía mantenerse alejado de ellas (IX, 18). La cuestión para los historiadores es saber en qué medida estas leyes estaban en vigor en el tiempo del Buddha. Sin embargo, la religión brahmánica del tiempo del Buddha, aunque algo mejor en cuanto a esto, no concedía paridad espiritual a las mujeres. El principio primordial en la filosofía védica-upanishádica, la cual dominaba en el tiempo del Buddha, era el principio masculino (purusha), y este proveía la justificación para la exclusión generalizada de las mujeres de la vida social y espiritual.
Fue en contraste con esta actitud de reservar el logro espiritual a los hombres que el Buddha proclamó un mensaje que debía ser universal, uno diseñado para el bien de la humanidad como un todo sin excepción de raza, casta o sexo. Uno de los tratamientos clásicos dados al Buddha es "sattâ devamanussana.m" o "el maestro de dioses y humanos". Si el Buddha hubiese sido considerado como un maestro de hombres en oposición a las mujeres el término "purisa" (que es la contraparte pali de "itti", mujer), había sido usado en la descripción clásica, en vez del término genérico manussa. De manera más general, la enseñanza del Buddha es referenciada como la que podía conducir a todos los seres (sattâ) a la liberación, independientemente del reino en el que vivieran y de la forma que asumieran. No obstante, otra descripción clásica del Buddha le describe como "Purisadammasârathi", o "auriga de hombres que deben ser domesticados". Algunos podrían ver este lenguaje como sexista, pero lo que probablemente significa es lo que precisamente dice, a saber, que los hombres están sujetos a fechorías más violentas y tienen que ser "domesticados" en un mayor grado que las mujeres [1].
Mientras el cambio en la actitud hacia las mujeres causado por el Buddha tiene que ser apreciado, debe recordarse que no estaba sólo en esto. Los Jainistas también tomaron una actitud más progresista hacia las mujeres cuando se compara con la religión brahmánica dominante. Pero el jainismo, a diferencia del budismo, no concedió la posibilidad de liberación espiritual a la mujer, aunque podía convertirse en hombre. Algunas, pero no todas, las sectas jainistas extendieron sus órdenes religiosas a las mujeres.
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