Dr. Friedgard Lottermoser
De acuerdo con la leyenda en las crónicas históricas birmanas, la raza birmana surgió de la unión de un príncipe Sakya, un fugitivo pariente del Buddha, y la hija de un jefe local en la ciudad de Tagaung en la Alta Birmania. Esto se estableció en la memoria de las personas con el proverbio, “El principio de los birmanos es Tagaung”. Ciertamente el budismo Theravada ha sido un elemento constituyente de la nación en Birmania. La mayoría de los habitantes de la moderna nación, la República Popular Socialista de Myanmar, se definen como birmanos budistas. Esta declaración no es simplemente una definición religiosa, sino que tiene un amplio rango de implicaciones sociales y jurídicas.
En la actualidad Birmania tiene una población de aproximadamente treinta millones con una aplastante mayoría (75%) de budistas Theravada. Sólo Tailandia tiene un porcentaje más alto (95%) ya que nunca estuvo bajo el dominio colonial. El censo del Sangha realizado en 1980 muestra 300.000 hombres que visten los hábitos del monje budista (bhikkhu) o novicio (samanera), y aproximadamente 30.000 mujeres en hábitos, es decir, monjas budistas llamadas sila-rhan (se pronuncia tila-shin, que significa ‘poseedora de la virtud’). Si estas cifras son correctas, y tenemos razón en asumir que lo son, habría diez hombres por cada mujer que lleva hábitos en las órdenes religiosas budistas aparte de los miles nacionales en la Birmania moderna.
¿Cuál es el estatus de las “monjas budistas”? Los derechos sociales para las mujeres están tradicionalmente en un nivel muy alto en Birmana. Las mujeres, por lo general, manejan las finanzas familiares y son entrenadas para que lo hagan desde muy jóvenes. Existe, sin embargo, una pequeña adición de “superioridad masculina”, denominada como “bhun” (bhaga en Pali, que significa gloria o poder), la cual se supone es más fuerte en los hombres que en las mujeres. ¿Cómo se refleja esto en el estatus de las monjas budistas en Birmania en la actualidad?
Daw Mi Mi Khaing, una conocida autora de Birmania, escribió un libro llamado El Mundo de las mujeres birmanas el cual contiene un capítulo sobre “Las mujeres en la religión”. Lo he comparado con mis observaciones personales hechas en Birmania durante los últimos veinticinco años, particularmente desde 1.965 a 1.970, cuando viví en varios establecimientos monásticos budistas en la Alta Birmania.
Al examinar la situación de las monjas budistas en el ámbito internacional, nos encontramos con una profusión de términos en diversos idiomas, una verdadera “torre babilónica de confusión”. Es importante esclarecer esta jungla de términos para encontrar lo que las mujeres budistas en hábitos religiosos son en realidad en los diferentes países donde el budismo es practicado actualmente. Las actuales monjas birmanas no son consideradas como equivalentes femeninos absolutos de los monjes. No son bhikkhunis. El nombre para las monjas budistas es sila-rhan (poseedora de una buena conducta moral), may-sila (señorita virtud), o bhva-sila (virtud de abuelita). Sin embargo, 'rhan' también es el término usual para señalar a los novicios (Pali: samanera, birmano: kui-ran). Aún la palabra "rhan-pru" (hace de “rhan”) se refiere al pabbajja (el que abandona la vida hogareña) de los novicios.
Esta es una exigencia cultural adicional para cada budista birmano al convertirse en budista en la niñez por algún tiempo y para un monje en la adultez. Aún existe un refrán, “Debe convertirse en un monje, antes de convertirse en un hombre”. Tal exigencia cultural no existe para las mujeres. La cabeza afeitada es por mucho una fuerte barrera cultural, de hecho, todas las mujeres laicas adultas tienen un gran orgullo por su cabello largo (como lo hacían los hombres hasta la conquista británica de Mandalay). Pero ahora, con los modernos peinados cortos que se han vuelto de moda para las señoritas, este obstáculo de vestir los hábitos budistas es algo reducido. He oído que la vestimenta temporal del hábito, muy común para los hombres en Birmania, es ahora practicada con más frecuencia por las jóvenes durante las vacaciones largas.
Las monjas actuales en Birmania tuvieron un gran período de resurgimiento y prosperidad durante las reformas de sasana patrocinadas por el Rey Mindon, quien construyó la ciudad real de Mandalay y sostuvo el Quinto Concilio Budista allí, en la segunda mitad del siglo diecinueve. Las monjas más importantes durante aquel tiempo fueron Saya Kin y Mai Nat Pe, dos huérfanas de la guerra de Mainpur (ahora India) quienes llegaron a Birmania a temprana edad y fueron adoptadas por un ministro real. En Sagain y Mingun en la Alta Birmania, tan sólo cruzando el río de Mandalay, en la ribera de Irrawassy, existen cientos de conventos de monjas aún hoy día -un verdadero “reino de monjas”.
Contexto histórico de las monjas budistas de Birmania
La historia del Sudeste de Asia es todavía un campo abierto a investigación en muchos aspectos. Algunos hechos establecidos recientemente todavía no pueden convertirse en conocimiento común. Según la investigación hecha por Luce & Than Tun, existen pruebas escritas que muestran que habían bhikkhunis así como bhikkhus en Pagan. Daw Mi Mi Khaign dice que una bhikkhuni (rahan-ma, o monja) fue incluso una obispo! Estos reportes fueron confirmados en una conversación que tuve en 1986 con una erudita, Daw Tin Tin Myint, quien es la cabeza del Departamento de Estudios Orientales en la Universidad de Rangún.
Seguir leyendo aquí.